domingo, 30 de septiembre de 2007

Olvidado rey Gudú

Ana María Matute escribió una novela fantástica un tanto especial. Efectivamente, aparecen hadas, magos, ondinas, trasgos, y otros seres fantásticos como los Hermanos de los bosques; nos cuenta el nacimiento y expansión del Reino de Olar, un reino imaginario cuya historia está plagada de luchas de poder, odio entre hermanos, rivalidades, codicia, asesinatos, traiciones, y unas pocas amistades. Pero el tono general del libro es melancólico, y hay algo más escondido entre sus páginas, algo sobre la infancia perdida, sobre el amor y las consecuencias que trae para el que ama profundamente, sobre la atracción hacia lo desconocido, fatal cuando se convierte en obsesión, sobre la predestinación hacia el olvido.
Y nos habla de todos estos temas a través de personajes vivos que transmiten sus sensaciones y emociones, acompañada de la magia de la fantasía, realmente evocadora y atrayente, con esa sensación constante de estar ante algo maravilloso que no podemos ni podremos comprender nunca.

El principio se me hizo algo pesado y largo, pues se dedica a contar la historia del futuro Reino de Olar de una manera muy poco atractiva, al estilo más de un libro de historia árido y poco entretenido, como si la novela tardara unas cuantas decenas de páginas en empezar. Pero luego, cuando la trama se centra y los personajes se despegan de las páginas, cautiva y fascina hasta el final de sus casi mil páginas, que no se hacen demasiadas. Más bien al contrario.

La novela deja un resto de melancolía, pues hace reflexionar sobre aspectos de la vida que están envueltos en ella y nos la dejan pegada al cerrar el libro.
Siempre recomendable.

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