miércoles, 20 de junio de 2007

La fábrica de pesadillas

Es un libro que me ha sorprendido gratamente. Esperaba, aunque realmente no tenía motivos, un libro pesado, denso, y tal vez hasta difícil de leer. Pero es todo lo contrario. Una prosa elegante y cuidada en extremo, descripciones envidiables, una escritura que atrapa, envuelve y seduce; y un título muy apropiado para una recopilación de cuentos oníricos, con toda la atmósfera de los sueños que se transforman en pesadillas.

Iré analizando cuento por cuento:


El retozo: Un psicólogo que trabaja en una cárcel habla de un preso excepcionalmente raro. Es también el preludio de lo que espera a todo aquel que se atreva a seguir: perfecta y envolvente descripción de ambientes, terror psicológico, fantasía terrorífica.

El último festejo de Arlequín: Homenaje a Lovecraft desde la primera a la última frase. La misma estructura que los cuentos de Lovecraft, la misma incertidumbre mantenida hasta casi el final (sí, también hay una suerte de dios cósmico). A mí se me hizo un poco largo el deambular del protagonista en su búsqueda de información sobre un festival de payasos, quizás porque el autor nos da poca información durante las primeras páginas. Después, la búsqueda atrapa al protagonista vestido de payaso, que encontrará un destino un tanto peculiar. Es uno de los que menos me ha gustado.

La sombra en el fondo del mundo: Un espantapájaros terrible y tenebroso sirve para insinuar un terror oculto bajo tierra, inducido en todas las gentes de una ciudad. Insinuaciones sin concretar que dejan a la imaginación del lector libre para completarlas como le apetezca.

Teatro Grottesco: Relato extraño este, la verdad. Un Teatro, así con mayúsculas, y así de indefinido, que solo actúa para los artistas, y que mantiene una relación especial con ellos. Ligotti nos introduce en un submundo tenebroso de personajes de vida desarrapada a los que el Teatro afecta sobremanera.

El arte perdido del crepúsculo: Es uno de los cuentos menos oníricos del libro, y es uno de los que más me ha gustado. Y no porque trate sobre vampiros, si no porque lo hace desde una perspectiva distinta y nueva. Las descripciones y la atmósfera que crea Ligotti hacen vivir el relato, y en cuanto a la forma es envidiable. Hay fragmentos en este cuento que por sí solos justifican la compra del libro. Y el final me encanta, por lo horrible que resulta para el personaje principal, porque la narración hace comprender perfectamente el horror que siente.

El doctor Voke y el señor Veech: Atmósfera delicada y maravillosamente opresiva. El juego de luces y sombras, de objetos semiocultos por una oscuridad envolvente de la descripción del desván del doctor Voke es deliciosamente agobiante. El odio y el resentimiento en la petición del señor Cheev, las consecuencias de su arrepentimiento, las implicaciones del mayor tesoro del doctor Vocke, y el destino del pobre Taquillero crean un cuento de terror onírico, extraño, opresivo. Uno de los mejores.

El manicomio del doctor Locrian: Un relato de fantasmas, al estilo Ligotti. Cuenta la historia y el final de un manicomio, ya abandonado, en el que los pacientes no eran tratados como cabría esperar. Plantea los horrores llevados a cabo por el director del manicomio tan solo con la descripción de las habitaciones y de lo que en ellas había, posteriormente completada con las motivaciones del mismo director.

La secta del idiota: Otra vez un relato influenciado por Lovercraft.
Es un tanto difícil de seguir en ocasiones, quizás porque parece más bien una sucesión de escenas sacadas de alguna pesadilla, aunque de magníficas descripciones visuales. Me dejó un sabor agridulce.

La música de la luna: Insomnio, deambular nocturno y una música extraña interpretada por unos músicos más extraños aún. Muy conseguida la ambientación nocturna, agobiante cuando se interna en el edificio en el que se interpreta la música. Otro ha incluir en la lista de los mejores.

Vastarien: Me llamó la atención desde el principio, más bien parece un intento de Ligotti por aclarar por qué escribe lo que escribe, que un relato. Desde el sueño inicial, pasando por la búsqueda del protagonista de un mundo más allá del real, paralelo, simultáneo y monstruoso, hasta las consecuencias de la búsqueda, todo tiene el aspecto de una explicación de la escritura de Ligotti.
Interesante el hombre-cuervo y su interesado apoyo, con un final un tanto sorprendente, muy bien llevado.

Los anteojos del cajón: Cuenta la historia de una obsesión enfermiza y un regalo envenenado, que transporta y atrapa más allá de la razón. Un regalo hecho con no muy sanas intenciones que luego pasa factura. Como de costumbre, sensacionales las descripciones de las visiones.

Hay todavía más relatos, me habré quedado más o menos por la mitad del libro, pero de momento no voy a seguir leyendo. He decidido dejarlo por un tiempo, porque se me está haciendo algo monótono y temo que así no pueda seguir disfrutando de los cuentos como hasta ahora. Esta es quizás la mayor pega que se le puede poner al libro. Y es que los cuentos, salvo uno o dos, tienen una temática tan parecida, que se hace monótono leerlos todos seguidos.
Además, los personajes, por regla general, son bastante planos, no están definidos, y las descripciones de las ciudades son muy parecidas en todos los cuentos. Es como si no importara la personalidad o las motivaciones de los personajes, ni donde tiene lugar la acción. Ligotti se centra más en contar qué le ocurre a sus personajes, en describir sus terrores y pesadillas.
Y lo hace muy bien. Porque he disfrutado con el terror onírico, las insinuaciones del universo tenebroso y monstruoso de Ligotti, la magnífica ambientación y la buena prosa, elegante, y con una fuerza capaz de conseguir imágenes de poderosas visiones.
Por último, quería hacer una referencia al prólogo, de Poppy Z. Brite, un interesante estudio sobre el terror, y como no al buen trabajo que han hecho los traductores. No debe ser fácil traducir un libro como este.

2 comentarios:

  • tormenta
    21 junio, 2007 09:09

    tiene muy buena pinta... había oído algo de él, pero no había leído nada :)
    pasaré por mi librería y lo pediré (sí, es lo que tiene vivir en un pu** pueblo... que encontrar ciertos libros está muuuy complicado^^)
    Un besillo.

  • vran
    21 junio, 2007 18:21

    Desde mi punto de vista, es imprescindible si te gusta la literatura de terror.
    Y no te desanimes, que yo no vivo en un pueblo y he de pedir muchos libros igualmente. De algunos libros traen muy pocos ejemplares, y de otros ninguno.
    Paciencia hay que tener ;)
    Un beso.

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