martes, 13 de marzo de 2007

El tapiz de Fionavar. El árbol del verano.

Fantasía estilo Tolkien, con un nuevo mundo lleno de nuevos seres, objetos mágicos, personajes poderosos, y tradiciones e historias ancestrales.
Es el primer libro de la saga, y como tal es un libro de introducción. Al principio se me hizo un poco pesado, y lo peor es que no parece mejorar. Hasta la mitad del libro leí más por inercia que por otra cosa. Tarda mucho en introducir a los personajes, se hace lento a la hora de ir contando los detalles del mundo al que viajan, con sus costumbres, sus tradiciones, sus canciones, etc.
Pero luego cambia, hay más acción, se introducen más elementos fantásticos, bien entrelazados, y hacia el final empieza a verse el resultado de todo lo anterior. Porque el autor consigue crear un mundo nuevo, y es creíble. Desde luego que tiene sus similitudes con el mundo real. Es muy fácil ver a los indios de Norteamérica en las tribus de dalreis, por ejemplo. Incluso son más los paralelismos y parecidos con la Tierra Media de Tolkien, salvando las distancias y cambiando los nombres.
Por lo demás, la historia no es nueva. Nos cuenta otra vez la lucha entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, en la que se ven implicados un grupo de amigos, y en la que se verán más atrapados de lo que desearían en un principio.
A pesar de todo, la historia engancha y seguiré con el segundo libro, con la esperanza de que no sea tan lento como este primero.

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