martes, 27 de marzo de 2007

El tapiz de Fionavar. Fuego errante.

Es el segundo libro de la serie y ya están en marcha todos los elementos del mundo fantástico. Nos va contando el desarrollo de la lucha entre la luz y la oscuridad a través de los cinco protagonistas. Cada uno de ellos tiene un papel que desempeñar en esta lucha, un poder especial para ayudar a la luz a vencer a la oscuridad.
Es interesante ver la interacción entre los distintos poderes del nuevo mundo (las sacerdotisas de la diosa, los magos, la vidente, el Guerrero, los andains, los propios dioses, la Caza, y alguno que otro más), y todavía quedan algunos que han aparecido pero no han entrado en acción y no se sabe exactamente qué pueden hacer o a quién ayudarán, como es el caso de Darien. Igualmente, quedan razas como los Lios Alfar o los enanos que apenas si han aparecido en la trama. Tan solo algún individuo de cada una de ellas ha aportado algo, ya sea a la luz o a la oscuridad.
Algo que en un principio me desencantó fue la aparición de Arturo y su leyenda, quizás por la forma en que lo introduce, pero luego va entremezclando el mito de Arturo con la trama del libro de manera que no desentona.
Se echa en falta una descripción más viva de las batallas, que en este libro son pocas aún pero interesantes. El autor las despacha en unas pocas líneas, apenas si esboza el ambiente de la lucha. Por contra hay ocasiones en las que da muchas vueltas para contar las cosas, da demasiadas explicaciones o se entretiene más de la cuenta.
También utiliza demasiado un recurso que llega a hacerse molesto. Y es que pretende terminar un capítulo o un párrafo dejándote con la intriga de saber qué pasará, con el agravante de que son pocas las veces que consigue realmente dejarte intrigado.
Un libro correcto, entretenido, con sus sombras y sus luces, que mejora al primero y deja todos los hilos de la trama pendientes del último libro de la serie.

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