martes, 6 de marzo de 2007

Huellas

Esta mañana han aparecido unas huellas diminutas en el jardín. Son tan pequeñas como la uña del dedo meñique. Forman una hilera de pequeños hoyitos serpenteantes que llegan desde la derecha, al pie del muro, hasta los rosales. Parece que al dueño de las pisadas, o a la dueña, quien sabe, le gustan los rosales. Lo sé porque delante de cada flor hay un corro de piececitos marcados en la tierra aún húmeda. Pies descalzos bajo las flores mojadas, eso es todo lo que puedo saber del visitante. Puedo imaginar que quería olerlas, o tal vez era su néctar lo que buscaba. Quién sabe si vio las flores y se detuvo solo a mirarlas.
Luego la fila de huellas se dirige hacia el otro extremo del jardín y se pierde al alcanzar el muro, con todos sus misterios, sin resolver ninguna de las incógnitas. Me intriga no saber como lo hizo para saltarlo. Volando, quizás. Porque no creo que lo atravesara. Si lo veo, le preguntaré. Y le regalaré una rosa, si soporta que la corte. Igual le gustan tanto que no quiere que las corte. En ese caso, le invitaré a venir siempre que le apetezca. Y si se mujer y es hermosa, le pondré su nombre a una rosa, la que ella elija.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

2 comentarios:

  • Popi
    21 junio, 2007 14:23

    Estoy seguro que ese ser es de los que, como yo, prefiere q no se mate a una flor entera sólo por su aroma. Bonito cuento Vran.
    :)

  • vran
    23 junio, 2007 18:20

    A mí tampoco me gusta que se corten las flores para usarlas como adorno. Espero que no me lo pida ;)
    Gracias.

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