jueves, 5 de julio de 2007

Tradición

La mirada que le devolvió el espejo no era la suya. Una mujer joven de porte elegante y mirada alegre, con una pizca de compasión. Tal vez porque, a pesar de que no podía verla ni oírla, sabía que estaba al otro lado del cristal pulido y frío. Los ojos extraños se desviaron y la dejaron otra vez aislada. Las brumas volvieron, perezosas, y cubrieron el espejo de cuerpo entero encajado en la pared, difuminando despacio la imagen del mundo exterior como la niebla oculta el paisaje al otro lado de una ventana. Allí dentro no hay sonidos ni olores ni se mueve el aire. Una inmensidad vacía de suelo acolchado y paredes rígidas de colores cambiantes siempre oscuros, iluminadas apenas por la luz tenue, fantasmal, que deja entrar la bruma a través del cristal del espejo, único vínculo con el exterior. Un semicírculo de luz que hace más agobiante la vastedad que se oculta en las sombras, las paredes que se pierden en la oscuridad, el suelo que se aleja y al que no ha encontrado fin por más que se ha alejado tanteando la nada.
Una hora después, o una semana después, o un día después, ya no sabe medir el tiempo, la niebla se retira, apresurada, y los ojos aparecen de nuevo. Esta vez se quedan lo suficiente como para que las brumas se aparten por completo. Entonces le parece que ocupa el sitio del espejo en lugar de mirar a través de él, como si se bajaran en parte las barreras que la retienen, y casi se siente libre otra vez: puede observar a su alrededor, oye las conversaciones, los ruidos amortiguados de la calle, huele el perfume que se está poniendo la dueña del espejo mientras analiza su aspecto reflejado con gesto crítico; pero es una ilusión cruel, pues los demás no pueden verla ni oírla.
Una criada entra en la habitación cargada con una montaña de cajas de sombreros, acompañada del parloteo que la rodea constantemente y que las envuelve a las tres mientras la joven se los va probando uno a uno, sin prisa. Las dos se ponen de acuerdo por fin y deciden que han encontrado el más apropiado, el que mejor queda con el vestido, el que no desentonará en un almuerzo al aire libre. La criada da un paso hacia atrás para observar mejor el efecto y tropieza sin querer con el soporte del espejo. El ruido del cristal rompiéndose no se oye, lo cubre el grito de la joven. En la habitación los trozos de cristal han quedado esparcidos por el suelo, mientras que dentro del espejo el cristal se ha roto pero los fragmentos se han quedado en el marco formando un puzzle imposible. Los empuja con la mano y todo el puzzle se derrumba. El marco del espejo queda vacío, formando una puerta. Un humo gris, denso y pesado, emana del borde de los cristales rotos cuando la atraviesa, y se expande por la habitación y alcanza hasta el último rincón atrapando a las dos mujeres. Luego se concentra sobre el espejo roto y desparece.
Como quien ha estado soñando despierto y vuelve a la realidad de golpe, se encuentra de nuevo delante del espejo intacto. Atrás han quedado las dos mujeres, en otro lugar y en otro tiempo. Desorientadas por el humo, que era ella misma, y asustadas porque el espejo ya no está roto. Ahora, muchos años antes, se ve a sí misma en el reflejo, junto a su madre, que hace tanto tiempo y a la vez hace un momento, la empujó contra el espejo encerrándola dentro para cumplir con la tradición.
Ha cumplido dieciséis años y debía pasar la prueba, conocer el secreto de las mujeres de la familia, su forma de conocer el futuro. Incluso ahora podría haber alguna de sus ascendientes dentro del espejo.

Fotografía: Jungle-Jew.


El cuentacuentos

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

3 comentarios:

  • Carabiru
    05 julio, 2007 19:16

    Soy la prime, soy la prime!!

    Jejejeje

    Bueno, bueno, bueno!
    Pedazo historia!!! Me ha encantado, yo quizá no le habría puesto el final, y la habría dejado justo despues de romperse el espejo, pero aún así, me gusta.

    Salu2

  • tormenta
    06 julio, 2007 10:00

    una de las historias que más me han gustado esta semana sin duda; no te voy a poner peros porque creo que tienes una forma muy personal de narrar y, para qué mentirte, bastante buena... además no soy yo quien ha escrito esta historia (aunque para qué mentirte... me habría gustado ^^)
    en general es muy fluida y lo mejor de todo es que resuelves muy bien un final complejo y sorprendente.
    te felicito Vran, un beso!

  • Pugliesino
    07 julio, 2007 19:05

    Brillante la idea y como la llevas a cabo. Su desarrollo, en una narración envuelta en esa bruma tras la que el factor espacio-tiempo esconde la puerta secreta.Los espejos ¿Cual será un simple cristal y cual distorciona la realidad? A veces sueño que vivo al otro lado de un espejo.
    Un abrazo

Entrada más reciente Entradas antiguas Página principal